Seguro que no conectas con tu cliente nada más verlo.
Ni en el cuento pasa así.
Aunque seas una rana muy simpática.
Generalmente, no te casas con la novia el día que la conoces.
Pues lo mismo con tus clientes.
Requiere tiempo y paciencia.
Compran emociones, confianza, seguridad, historias, ideas, sentimientos, valores y soluciones.
No tu producto.
Buscan el final feliz y no tu cara bonita.
Tienes que enamorarles, llegarles al corazón.
No saben que puedes llegar a ser su príncipe.
¿Cómo harás para que se fijen en ti, para que te vean realmente como persona, humana, y no como a otro más del charco?
¿Cómo harás para que se comprometan contigo?
La ranita también lo está pensando…

¿Ya lo has pensado?
…
…
…
Pues sí, lo que hizo la rana en el cuento fue ayudar a la princesa.
Ganarse su confianza poco a poco… hasta que por fin la besó.
Ayudar de forma sincera y genuina al cliente es una de las claves.
Al fin y al cabo, todos nos creemos o nos hemos creído en algún momento un poco como principes encantados.
Especiales.
Y queremos que el cliente descubra por qué somos especiales.
Pero sin olvidar que el cliente es el rey (en este caso una princesa 😁) y también es especial.
Y lo quiere todo.
El cuento completo.
No te quedes en el charco y descubre la formula para fidelizar a tus clientes.
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