O cae en el lado oscuro…
En principio, es esencial conocer en profundidad a tus competidores potenciales para poder combatirlos. Identificar si realmente están luchando por el mismo territorio, mercado o clientes e investigar quiénes son en realidad.
Cuanta más información tenga sobre ellos, mejor. ¡Y siempre hay competencia a lo largo del ciclo de vida de cualquier producto!
Conocer bien nuestro producto significa también conocer bien el producto de la competencia, hacer comparaciones, encontrar sus fortalezas y debilidades, saber qué necesidades están cubriendo, sus ventajas o beneficios básicos para sus clientes y qué estrategias utilizan.
Pero no siempre necesitamos entrar en guerra directa con ellos, lo que puede conducir a una batalla infructuosa para ambos. Hay que buscar lo que no ofrecen, qué segmentos de mercado no cubren y explotar sus debilidades.
Especialmente, no debemos competir solo por precio. Es necesario agregar valor a nuestra oferta para buscar ventajas que nos diferencien, lo cual solo se puede lograr conociendo a fondo el mercado y la competencia.
Hay que vigilar siempre a la competencia, no para copiarla – aunque a veces está bien si son buenas ideas – sino para hacerlo mejor.
¿Y quién sabe? A lo mejor un día te pasas al lado oscuro… y trabajas con ellos…