La imagen concluye que algo está pasando: «Facebook, la red social más popular, no genera contenido. Airbnb, el gran proveedor de alojamiento, no posee propiedades. Uber, la gran compañía de taxis, no posee ningún vehículo. Alibaba, la mayor comercializadora, no tiene inventarios,…»
Pero en realidad esto está ya sucediendo hace mucho tiempo.
En general, pensamos en los productos como elementos tangibles, como bienes físicos con un conjunto de atributos (características, funciones, beneficios y usos) que son capaces de satisfacer una o varias necesidades y requisitos.
Pero el producto hoy en día también puede ser algo intangible, que los sentidos no pueden percibir previamente, al menos no hasta que se usan, y en ese sentido el producto puede ser un servicio, o incluso una idea, un concepto, una filosofía, una historia, que también es percibida por los compradores como capaz de satisfacer sus necesidades o deseos y por tanto susceptibles de intercambio.
Un producto puede ser un bien, un servicio o una idea.
De hecho, en la mayoría de las ocasiones es un conjunto de todos ellos.
Un tratamiento de estética es un servicio, pero la idea que vende es el deseo de juventud.
Hay empresas que venden «experiencias», y eso es algo más que simplemente un servicio. Ideas son también las ideas religiosas y políticas, la conciencia ambiental y también la reputación del vendedor.
La confianza que puede generar el vendedor, su reputación e imagen son también parte del producto que vende.
En ese sentido, el vendedor tiene que analizar si su producto es sólo un bien tangible, o si incluye elementos intangibles; si es o si incluye un servicio, o si es o si incluye una idea.
Y en cualquier caso, si podría incluirlos como forma de diferenciarse.
Analiza tu producto bajo esta perspectiva.
Solo si quieres ser parte de lo que está pasando…
Adaptado de «Vender Más y Mejor»
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