¿Quién no recuerda esta película?
Un clásico, ¿verdad?, como otras tantas también del bueno de Clint.
Con su poncho (por cierto, comprado en España, y que usó en varias películas más), su sombrero, sus pistolas, esas miradas, esos duelos…
En realidad, en esta película se inauguró el «truelo», un duelo a tres.
Y bueno, aunque no estamos en el salvaje oeste (¿o sí) también hay truelos en las empresas.
Incluso hay buenos, malos y feos.
Y hasta dicen frases como las de la peli:
«Hay dos clases de hombres: los que tienen una pistola cargada y los que cavan. Tú cavas.»
Va,… ya, os cuento a qué viene todo esto. Alguno estará pensando que el blog ahora es de cine, ja, ja 😊.
Mira, esto es una historia real.
Estaba en una empresa el otro día y uno de los clientes le dijo a uno de los empleados: -«¿Tú eres el bueno o el malo?»
Al respecto de un servicio que tenía que hacerle al cliente.
Y como se dice el pecado y no el pecador, no diré de qué era la empresa ni el servicio. Además, da igual, es válido para cualquiera.
La frase venía a cuento por que el cliente no recordaba bien quién le atendió otras veces, pero sí tenía en su mente dicha dualidad.
Tal cual.
El «bueno» era un empleado que trataba siempre con mucha amabilidad a todos los clientes, con buen humor, diligente, no escaseaba en el servicio, rápido, eficaz, simpático, muy profesional y que en general te quedaba con muy buen rollo.

El «malo» era otro empleado que hacía la misma función, pero no era ni mucho menos tan rápido como Lee Van Cleef, aunque sí igual de chulesco y prepotente que el personaje que hacía Lee en la película. No era amable con los clientes (ni con sus compañeros), lo hacía todo de mala gana, racaneaba el servicio, vago en general y nada recomendable. Hasta la cara la tenía de «malo»…
El empleado «bueno» llevaba poco tiempo en la empresa, pero se quejaba de que el «malo», que llevaba muchos años y se las sabía todas, le hacía la vida imposible, cargándole más trabajo a él, pasándole marrones, escaqueándose cuando podía, etc.
Hasta el punto que el «bueno» confesó que posiblemente dejaría la empresa, buscaría otro sitio mejor, aunque el trabajo en sí le gustaba, pero no el ambiente y el mal rollo diario que tenía que aguantar con el «malo».
-Raúl, ¿y quién es el feo aquí?…
Sí, nos falta el feo de la película.
Está bastante claro:
El dueño de la empresa. Y que ejercía de Director. Pero no, no se parecía para nada al director Sergio Leone de la peli.
Es el que permitía que los buenos no se queden en la empresa, y que solo perduren los malos.
El que no se daba cuenta del daño que ciertos empleados como «el malo» hacen a su negocio.
Y el que mantenía un personal de nivel mediocre, de forma que cuando llega uno de mejor nivel, no puede encajar.
Sí, ese es el «Feo».
Pero bien feo.
Decía Elli Wallach en la película:
“Cuando tengas que disparar, dispara, no hables.”
Y también:
«El mundo está dividido en dos partes, amigo: los que tienen la soga al cuello y los que la cortan.»
La peli no acaba aquí, hay muchas así reproduciéndose.
Puede que incluso en tu empresa haya también un «spaghetti western», con muchos tiros, peleas y personajes similares.
«Cada revolver tiene su voz, y yo esa la conozco.»
Pero en la realidad no suele ser Clint Eastwood el que sale victorioso…
El que tenga oídos, que oiga.
Hasta la siguiente, pistolero.
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